»Su parroquia consta de 1.684 vecinos, todos ocupados en las faenas del campo, a excepción de unos 80 que viven dentro de la ciudad; los 555 habitan reunidos en el pueblo, y los restantes 1.049 en alquerías y barracas. Es difícil calcular las producciones de aquel dilatado término ; pero vista la aplicación de sus vecinos, las abundantes aguas que disfrutan sus campos, ya de suyo fructíferos, y la facilidad de procurarse estiercol, no hay duda de que las cosechas deben ser de mucho valor. Las principales son la seda, el arroz, el trigo, el maiz y las hortalizas. Se pueden regular 16.700 libras de seda, 7@ [arrobas] de arroz, 4@ de maiz, 4@ docenas de melones, 9.300 cahices de trigo, 400 entre habas y judías, 1.800 arrobas de pimientos, 32@de todo género de hortalizas, 2.800 de frutas, 1.500 de cáñamo, con una cantidad enorme de alfalfa, y poco aceyte. En la puerta de San Vicente principia el camino de Valencia á Madrid y un arrabal bien poblado y con buenos edificios. De allí adelante todo son huertas destinadas á trigos, cáñamos, maices, legumbres y hortalizas, con multitud de moreras. Adornan el camino por más de una legua dos filas de álamos, y son los únicos árboles que ocupan el suelo sin dar fruto. A más de media legua de la capital y al oriente del camino están Sedaví y Alfafar, donce viven 440 vecinos: sus términos, aun de corta extensión, son preciosos, llanós, fértiles y gozan de abundante riego; producen mas de 1@ cahices de trigo, 450 de maiz, 1.600 libras de seda, varias frutas, legumbres y hortalizas. En los ribazos crecen las campanillas…y otras muchas plantas. Más adelante se halla en el camino real Masanasa con 329 vecinos que cultivan un témino reducido y lo aprovechan segun la naturaleza del terreno. Destinan a olivos la parte occidental que carece de riego, a huertas la del centro y al arroz la oriental donde hay sitios aguanosos. Los frutos son de 600 cahices de arroz, 400 de trigo, 120 de maiz, 110 entre habas y judías. 140 arrobas de aceyte, 2@ de paja, y 200 libras de seda. Muy cerca de Masanasa está Catarroja en el mismo camino. Desde 1670 hasta 1726 se mantuvo este pueblo con 200 familias, pero se ha ido aumentando en este siglo de modo, que hoy tiene 700 vecinos con más de 3@almas. No podrian susbsistir con sola la agricultura, siendo el término que poseen limitado á un quarto de legua entre los de Masanasa y Albal, y á un legua desde el de Torrent hasta la Albufera. Fué preciso buscar otros medios, y los hallaron en el lago, no para vivir con comodidad, sinó para mantenerse de algun modo a costa de sudores. Mas de 450 familias se ocupan ó en pescar en la Albufera ó á entrar con barcos á cortar los juncos, carrizos y enéas que allí crecen ; los quales reducen á haces y los venden á ocho reales el ciento, para camas de los ganados, ó para abonos de los campos. Tiénese por dichosa la família que posee un barco, y lo logra con solo el gasto de 40 pesos. ¡Que campo no presenta aquí la mísera sobriedad del pueblo para que los ricos de la capital gocen el deleyte de hacer felices muchas familias!. Los vecinos restantes ocupados en cultivar los campos viven también con estrechez, cuando no con miseria, á excepción de doce á veinte acomodados. Hay en el término 1100 hanegadas de huerta, tan hermosa y fèrtil como la contigua á los muros de la capital: riéganse con las aguas del Turia, y con parte de las de la fuente de la Rambleta. Las restantes aguas de esta fuente unidas á los muchos manantiales que brotan en sitios hondos, sirven para regar los arroces, que ocupan sin comparación más tierra que las huertas. No obstante que los arroces están a media hora de la poblacion, ni son frecuentes ni rebeldes las tercianes que se padecen, lo que atribuyo al curso de los vientos, que casi siempre vienen de levante y barren la atmósfera, llevándose las exhalaciones pútrides hácia los pueblos de la Ribera alta. No son en Catarroja los campos de arroz tan fértiles como en San Felipe y otros pueblos. Fructifican todos los años, però apénas dan un cahiz por hanegada. Sin embargo la cosecha total pasa de 2@ cahices; á que se añaden 600 libras de seda, 600 arrobas de aceyte, 700 cahices de trigo, algun poco maiz,bastante fruta y hortaliza.»
Fis ací el poble que a les acaballes del segle XVIII es troba Cavanilles en el seu viatge per tot el país Valencià. Un poble eminentment agrícola amb una part important de l’economia sustentada en la pesca a l’Albufera. Un terme ben regat i amb una varietat de productes realment impressionant que s'explica no només per l'autoconsum, sinó per la procimitat del poble a la capital del País i a lseu mercat...
Catarroja no s'acaba mai
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